Artículos de opinión

Sentido de pertenencia

Tolstói, a los cincuenta años, cayó en una crisis existencial que le hizo llegar a la conclusión de que su vida no tenía sentido a pesar de ser un aristócrata rico, famoso, casado y con varios hijos, y con dos obras de gran éxito: Guerra y paz y Anna Karenina. Fue a través de ‘las personas sencillas’, los incultos campesinos, que encontraban su sentido de la vida en la fe en Dios y en el cristianismo, cómo él salió de su nihilismo. Camus, nos lo cuenta en El mito de Sísifo’ rechaza la opción de la fe y del suicido como soluciones al problema del ‘sinsentido de la vida’, a la inutilidad del esfuerzo de seguir viviendo por la inexistencia de un propósito o fin superior para lo que hacemos y que nos provoca ‘nauseas’. Encontró el sentido de la vida en lo finito, en la tarea diaria de vivir: «Vive, actúa, escribe». Y todos, tarde o temprano, necesitamos dar respuesta a esta inquietud sobre el sentido de nuestra propia vida: qué hacemos aquí, para qué.

La semana pasada comenté El arte de cultivar una vida con sentido, de Emily Esfahani. Hoy quería detenerme en el primero de los cuatro pilares: «el sentido de pertenencia», la necesidad que tenemos de encontrar nuestra tribu. La forma en la que satisfacemos esta necesidad se va transformando con los años. De pequeños, el amor de nuestros cuidadores es vital; conforme crecemos, experimentamos pertenencia en las relaciones con nuestros amigos, la familia, las parejas sentimentales. Pero en esta sociedad digital cada vez hay más personas que se sienten solas. Y las investigaciones demuestran «que las personas que padecen soledad y aislamiento creen que sus vidas tienen menos sentido». Por otra parte, habitualmente andamos con prisa y nos cuesta detenernos un rato con los demás… salvo que nos sirvan de medio para alcanzar algún fin. Pero podemos volver a las ‘relaciones estrechas’ y a las ‘conexiones de alta calidad’: «Cualquier persona puede cambiar cómo se siente y cómo se sienten sus compañeros, simplemente, propiciando pequeños momentos de conexión».

La compasión es el puntal del sentido de pertenencia: cuando abrimos nuestro corazón a los demás y nos acercamos a ellos con amor y amabilidad ennoblecemos a los que nos rodean y a nosotros mismos. Concentrarse en los demás, esta es la clave: «Si queremos encontrar sentido en nuestra vida, no podemos encerrarnos en nosotros mismos».

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