Películas para inversores

Confesiones de un banquero

En pleno proceso de reestructuración bancaria al que estamos asistiendo, este documental, bastante crítico, pretende arrojar luz sobre la banca de inversión.

Fue bastante premiado (entre otros el European Film Awards de 2014). De hora y media de duración y dirigido por Marc Bauder, su titulo original ya es bastante significativo: Master of the Universe. Es una larga entrevista a Rainer Voss, un ex agente financiero del Deutsche Bank donde se desnuda psicológicamente -emociones, motivaciones y predicciones- después de pasar varios años en el sector bancario y vivir en un universo paralelo de ingresos desorbitados (100.000€ al mes: «Mi padre era ingeniero térmico. En mi primer día de trabajo gané más dinero que él al final de su carrera») y una presión no apta para cardiacos («No hay espacio para una baja»).

Es un sistema que aisla -a él y a su familia- y que hace incapaces a sus trabajadores de reflexionar sobre su propio trabajo: «Básicamente tienes que estar dispuesto a renunciar a tu propia vida», declara al comienzo del documental.

Comenta cómo una serie de personas, pocas, te hacían sentir el amo del universo: «Tienes la sensación de que tocando un botón has cambiado la Historia»; criaturas celestiales enviadas por la providencia que nos enseñaron las «innovaciones financieras» y cómo, con ellas, la economía financiera se colocaba un paso por delante de la economía real, gracias a la desregularización: Call o put del platino, bonos del petróleo, «negocios de mierda» que Goldman Sachs coloca a sus clientes, apuestas por el cambio de interés entre el franco suizo y el yen… Productos con sentido pero que si se «usan inadecuadamente pueden causar un desastre». «No conozco otra profesión donde una persona pueda hacer tanto daño».

Al fin y al cabo, tú tienes que obtener cada año un 10% más de beneficio «me da igual cómo lo hagas». Y es que, «en un departamento con cuatro o cinco agentes financieros y un secretario puedes obtener más beneficios que con una empresa de cien trabajadores».

¿Cómo es posible, se plantea, que hace unos años la media de pertenencia de las acciones de bolsa fuera de cuatro años y en la actualidad sea de 22 segundos? ¿Se puede tener interés en algo solo 22 segundos? ¿Qué sentido tiene todo esto?

Es un sistema cerrado, «que te aparta cada vez más de la realidad: ya no necesito el mundo exterior, en su mayor parte. Por eso no me preocupa lo que hago en el trabajo, ni las operaciones que remato o si mis actuaciones tienen cualquier tipo de efecto en el mundo exterio: desconexión brutal de la economía real y la financiera. Y es un sistema que nadie entiende del todo, en el que tomas decisiones sobre la incertidumbre, luego ves las consecuencias e intentas arreglarlo si sale mal: «Me atrevo a decir que nadie entiende la contabilidad del Deutsche Bank, es todo demasiado complejo».

Desesperanzado, «es imposible que esto termine con final feliz». Después de varios años de trabajar en este entorno lo dejó pues sintió que «había perdido toda mi dignidad».

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