Artículos financieros

Los atajos del inversor

Las investigaciones de Kahneman, psicólogo y premio nobel de Economía, planteaban que las personan adoptan decisiones económicas y financieras por impulsos influidos por factores psicológicos, sociales y cognitivos; son la base de las llamadas ‘finanzas conductuales’, esas que exploran la influencia de los factores psicológicos en el pensamiento.

En su libro Thinking, Fast and Slow (2011) (Pensar rápido, pensar despacio) distingue dos sistemas de pensamiento: el sistema 1, el rápido, instintivo, emocional, automático e inconsciente que nos lleva a tomar la mayoría de las decisiones y que hace sugerencias continuamente al sistema 2, el lento, analítico, estructurado, lógico y consciente: analiza las intuiciones del sistema 1 y adopta decisiones de largo plazo. El problema es que no somos agentes racionales, sino que nos dejamos llevar por la ‘pereza’ en el sistema 2 y las ‘veleidades’ en el sistema 1: una serie de sesgos o atajos mentales que no siempre son los más acertados.

La CNMV publicó una guía sobre Psicología económica para inversores donde nos mostraban los principales sesgos cognitivos: el exceso de confianza –no distinguimos lo que sé de lo que creo que sé–; el de confirmación –interpretamos o buscamos información que corroboren lo que ya pensamos–; el de anclaje –damos más relevancia a la información primera que a la que obtenemos después aunque sea mejor–; de autoridad –sobreestimamos opiniones y recomendaciones de algunas personas sin tener en cuanta nuestro perfil de riesgo–; de la prueba social –imitamos comportamientos ajenos–; y el de aversión a la pérdida: pesan más las pérdidas que las ganancias: la sensación negativa ante una pérdida es mayor que la sensación positiva ante una ganancia.

En Schroeders dicen que el sesgo más frecuente es el de la ambigüedad: preferimos inversiones que ofrezcan cierta seguridad en lugar de inversiones tal vez más arriesgadas, pero con un mayor potencial de rentabilidad solo por evitar la incertidumbre que nos produce.

Un buen asesoramiento financiero debe incluir estos factores psicológicos y por eso podemos usar el modelo OPEN: observar, preguntar, escuchar, no suponer. Y es que al inversor hay que conocerle bien para ayudarle, pues, según Joseph de la Vega, autor de Confusión de confusiones, los inversores «venderán sin saber el motivo, comprarán sin saber la causa y acertarán o errarán sin saber la razón».

Esther Peñalba, de COPE León, me hizo una entrevista sobre este tema:

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