
Es una película que claramente merece la pena, nominada al mejor guion original en los Oscar de 2011. Y, aunque no todos los bancos de inversión son malos malísimos, es posible que en la crisis económica de 2008 un factor clave fuera la «huida hacia adelante» de alguno de ellos para salvar el propio pellejo.
Crónica de la vida de ocho trabajadores de un poderoso banco de inversión (Lehman Brothers) durante las 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. Cuando Peter Sullivan revela datos que podrían conducir la empresa a la ruina, se desencadena una catarata de decisiones tanto morales como financieras que producen un terremoto en la vida de los implicados en el inminente desastre.
Me parece muy sugerente la trama, que podría ser real. Y los diálogos, muy bien pensados, con algunas frases míticas: «No quiero oírlo, cómo crees que he aguantado tanto tiempo aquí» ; «No estoy aquí por mi cerebro precisamente, sino por que sé cómo sonará la música esta semana, este mes, este año»; «-Vendes algo que sabes que no vale nada -Vendes algo que la gente quiere comprar al precio actual del mercado, para sobrevivir»; «Lo que es correcto puede tener múltiples interpretaciones»; «Hay gente que disfruta conduciendo por el camino más largo, quién coño sabe nadie».
Nos presentan a un gran banco de inversión que, para seguir vivo, se desprende de todos sus activos tóxicos sin escrúpulo, sabiendo que son porquería. Este es el conflicto dramático, porque algunos se resisten aunque sucumben ante el dinero o la «lealtad». Al fin y al cabo, «solo se trata de dinero». Y, además, ¿qué es eso de ser buena persona?
La enseñanza para un inversor puede ser que es posible que una entidad financiera, a corto plazo, «actúe solo por su beneficio» y no por el del cliente. En este sentido, es crucial que el inversor adquiera formación y se forme un juicio propio, pues al fin y al cabo, él es el responsable de su dinero. Deja entrever cómo el sistema se sostiene porque «somos necesarios: los demás quieren lo que nosotros les damos» (En este sentido, recomiendo ver el Documental Oeconomía). Se plantea la aparente dicotomía entre economía real y financiera (uno diseñó un puente que ahorró miles de horas de coche) y que a un inversor le puede hacer pensar en dónde invierte. En esta última temporada, en este sentido, está muy de moda la inversión sostenible.
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