Quien tiene un amigo tiene un tesoro. Quizás por eso en Navidad a Facebook lo castigamos sin Reyes. A mí me ocurrió que la realidad virtual me desbordó a mediados de diciembre, algo que me pasa siempre que publico un libro. Por eso, desde entonces, me he propuesto, entre otros propósitos, el estar menos pendiente de las redes sociales. Porque están demasiado bien diseñadas para alejarnos de lo real, de lo cotidiano, de lo tangible (…).
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